jueves, 11 de julio de 2013

JORDI LLORET/ MERLEN

 
Logré salvarme de la redada feroz
y con dos amigos
logramos llegar al cerro mauco.
Vivimos en silencio
en lo más alto de este valle
del Aconcagua y nuestra mirada
no rebota en kilómetros.
Pero el hambre
pone la música en nuestro estómagos.
A veces caen algunos ratones o pájaros.
Los días felices algunos conejos
y mucha melancolía.
El otro día
vino una pareja buscando
restos antiguos
e intentaron hacer un asado
pero soy un hijo de ladrón
necesitado y veloz.
 

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