¿En
qué íntima grieta de mi reloj de arena
Se
perdió tu mirada?
Caminábamos
recordando cómo funcionaban
Los
engranajes que nos hacían felices,
Y
el espesor del sentimiento en donde
Se
deslizaban los hilos más delgados de nuestra historia,
Agradecidos
ellos de tomar el riesgo
Y
desprender el óxido que cubría la piel más vulnerable.
Y
la rueda del timón giraba en ese mar
Que
al chocar contra un lecho de rocas,
Rompió
en mil pedazos el cristal de sus olas.
Ya
la espuma no saltará en lúdicas piruetas
Esperando
la resaca, donde se asoman sirenas recordándote
Cuando
el mar despegó de esos cielos
Volviéndome
terrestre.
Y
así nos perdimos entre nubes presagiando tormentas,
Sólo
miraste el reverso de la carta náutica
Que
hablaba de otros mares,
En
otras dimensiones que nunca se encuentran,
Enloqueciendo
las brújulas,
Que
ya no responden al sonido de mi voz.
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