miércoles, 12 de diciembre de 2012

CONOCIENDO A LA POETA MARÍA BENEYTO: (1925-2011)/ CARMEN GRANGIER SAEZ




Ella es una destacada representante de la poesía de la posguerra española, además de incursionar con éxito en la novela. Nació en Valencia en 1925,y en su trabajo literario publicó en español y catalán, siendo un destacado miembro de la Sociedad de Escritores en Lengua Catalana. 
Su trabajo poético se suscribe a la corriente de la poesía testimonial que siguió a la posguerra, 
sus temas se remontan a una infancia mítica relacionada con su madre, y al rescate de voces silenciadas de mujeres. Ella creía en la capacidad del lenguaje para abolir la muerte. 
Su poesía puede ser catalogada como sensual, perdurable y romántica.

Publicó importantes poemarios de carácter social como “Eva en el tiempo” 1952. “Criatura múltiple”1953. “Tierra viva”1956. “Vida anterior”1962. “El agua que rodea la isla”. “Biografía breve del silencio”1975. Hubo un tiempo en que se silenció por 20 años, reapareciendo en el panorama poético con “Nocturnidad y alevosía”1993. “Hojas para algún día de noviembre”1993. “El mar,desde la playa”1999. “Casi un poco de nada”2000. “Eva en el laberinto”2006. Paralelamente escribió varias importantes novelas de corte social, siendo la más importante “La dona forta”1967. Entre los múltiples galardones que recibió destacan: “Boscán”1953, accésit al “Adonais”1955, “Ciudad de Barcelona”1956, “Valencianas”1992 y “Nacional de la crítica en catalán”2003.


Para conocer su poesía elegí el poema “Tú y las lentejas”, que habla de una infancia difícil, muy similar en su peso específico a la mítica “Nana de las cebollas” de Miguel Hernández.

                             
TÚ Y LAS LENTEJAS.


Las guisabas con mimo, las amabas,
Porque tenían que ponernos fuerza
En la sangre. Su hierro lo querías
Para así apuntalarnos y que entonces
Pudiéramos erguir algo de vida.

Hasta laurel llevaban, todo aroma
A la gran reunión, a la asamblea.
El fuego, buen amigo de tus manos,
Obediente y pequeño, le embestía
A tu otra amiga, su enemiga, el agua.

Era tu guerra chica interminable
En el frente que urdías con el rito
Diario, de enfrentar dos elementos
A combatir furiosos por nosotros.
Era aquella tu España diminuta.

Las lentejas cocían tu esperanza
Nuestro futuro tierno, nuestra historia
Erguían estatura al aire, daban
Voracidad de dientes, daban rabia
De paladar, y alegría de estar vivos.

Lentejas con laurel y lo que hubiera.
Crecíamos. El humo y el aroma
Venían de tus manos, hueso ahora,
Madres del hueso articulado mío.

(de “Biografía breve del silencio” 1975).

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